Este es el título del libro en el que Héctor San Segundo incluye 100 acertijos de su creación. Se puede descargar una copia gratis. Tras un primer vistazo, se comprueba que los acertijos son amenos y muy variados. Incluimos aquí uno que, sin ser difícil, es elegante. Trata de distribuir las 9 cifras (excluyendo el cero) en las casillas siguientes de forma que el producto de las tres de arriba sea igual a la suma de las cinco restantes. En la actualidad, resulta cada vez más difícil de identificar el ingenio en las propuestas que nos rodean. Como especie, estamos atravesando una era de exceso de información y de descarada manipulación de los intereses de las masas; nada parece espontáneo, sino que da la sensación de estar viviendo un guión meticulosamente redactado, que nos va llevando de un punto a otro, de un producto a otro. Sin embargo, es quizás en las etapas de mayor rigidez que el ser humano encuentra el incentivo necesario para buscar nuevos rumbos y dar con una idea revolucionaria. El ingenio se caracteriza por el efecto sorpresa que causa en quienes lo presencian, dado que nace de un giro inesperado en los procesos mentales. Como se menciona en párrafos anteriores, no está necesariamente ligado a grandes creaciones, sino a una ocurrencia peculiar y fuera de lo común.
Cuando una persona se encuentra frente a un desafío especialmente difícil de superar pero da con una solución muy práctica se suele decir que «se las ha ingeniado para resolver el problema». Según se lo analice, el ingenio puede ser una propiedad de los seres vivos, que se encuentra en diferentes proporciones en cada uno y que no aparece esporádicamente o espontáneamente para nunca volver, sino que forma parte de los rasgos de la personalidad.
Esto no quiere decir, por otro lado, que una persona ingeniosa resuelva todos sus problemas velozmente y que no pase ninguna necesidad, como si se tratara de un superhéroe, sino que presenta una mayor predisposición a superar los obstáculos que los demás. Se conoce como ingenio, por otra parte, a la hacienda o finca con las instalaciones necesarias para procesar caña de azúcar y obtener azúcar, ron y otros productos. Es posible hablar, por lo tanto, de ingenio de azúcar o ingenio azucarero. Los ingenios se extendieron por el territorio americano gracias a las condiciones climáticas, pese a que la caña de azúcar no es un cultivo autóctono del continente sino que fue introducido por los europeos.