El paraíso en la otra Esquina

Esto es lo que Vargas Llosa pone de relieve en El Paraíso en la otra esquina: el mundo de utopías que fue el siglo XIX. Dos vidas: la de Flora Tristán, que pone todos sus esfuerzos en la lucha por los derechos de la mujer y de los obreros, y la de Paul Gauguin, el hombre que descubre su pasión por la pintura y abandona su existencia burguesa para viajar a Tahití en busca de un mundo sin contaminar por las convenciones. Dos concepciones del sexo: la de Flora, que sólo ve en él un instrumento de dominio masculino, y la de Gauguin, que lo considera una fuerza vital imprescindible puesta al servicio de su creatividad.


Indiscutible y merecidísimo Premio Nobel de Literatura en 2010, Marío Vargas Llosa es un escritor de ficciones nato. Un enorme lector, apasionado, un enamorado de las novelas, representa ese tipo de creador que escribe porque lee. Vargas Llosa siempre ha reconocido sus deudas lectoras, particularmente hacia Flaubert, un autor que venera por un personaje que le ha fascinado desde siempre, Madame Bovary. Tiene en su enorme haber literario un libro dedicado a Madame Bovary y a Flaubert "La orgía perpetua", una declaración de amor hacia esta obra que, según sus propias palabras, transformó su escritura. Leedlo, acto seguido, os lanzaréis sobre Madame Bovary, admito apuestas.


El Paraíso en la otra esquina es una novela imprescindible para los amantes del Arte, los implicados en los derechos de los trabajadores y de las mujeres, los que dialogan con la obra y consigo mismo sobre la moralidad, dónde y cuándo, así como para los que saben disfrutar de las ingenierías de las técnicas y formas literarias. Es una obra que me he leído cuatro veces y que no descarto repetir, porque cada vez que lo hago creo hacerme mejor, más tolerante, más empática, sin contar el conocimiento de una sociedad del siglo XIX, producto de una Revolución Industrial donde los obreros empiezan a despertar y las mujeres, aunque tímidamente y a riegos de exclusión, comienzan a comprender que son seres individuales y pueden empezar a cambiar su visibilidad y sus derechos en este mundo, mientras, los artistas también hacen su propia revolución.


La obra literaria del peruano es tan extensa que podemos encontrar obras de arte como “La Fiesta del Chivo”, “Pantaleón y las Visitadoras”, “La Casa Verde” y obras más medianitas como “Travesuras de la Niña Mala”, siempre en mi humilde opinión. Pero en este caso, “El Paraíso en la otra Esquina”, contamos con el atractivo de dos personajes reales y con una gran documentación existente de la que el autor se vale para novelar dos biografías, la de una abuela y un nieto, la de Flora Tristán y Paul Gaugin, dos personajes a través de los que mostrar el siglo XIX en Europa y en las colonias.


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