La materia oscura es una misteriosa substancia que forma el 23% del Universo. Sabemos que está ahí gracias a sus efectos gravitatorios. Sabemos que existe, pero desconocemos de qué está compuesta. No obstante, la mayoría de modelos teóricos predicen que debe estar formada por partículas que interaccionan débilmente entre sí (WIMPs). Según estos mismos modelos, la materia convencional de la que estamos hechos nosotros y todo lo que nos rodea -también llamada materia bariónica es prácticamente transparente para la materia oscura. Pero de vez en cuando, alguna partícula oscura puede chocar con un núcleo de materia bariónica y frenarse en el proceso. ¿Y qué tiene de interesante este proceso? Pues que con el tiempo muuucho tiempo, podremos encontrar una mayor densidad de partículas de materia oscura en el interior de los astros más masivos, tanto estrellas como planetas.
Y aquí viene lo interesante. Según la mayoría de modelos, las partículas de materia oscura serían sus propias antipartículas. Es decir, se aniquilarían al colisionar entre sí, liberando energía. El potencial de la energía producida mediante la aniquilación de la materia oscura es enorme. Para que nos hagamos una idea, la energía contenida en la materia oscura se estima que es mil veces mayor que la energía que se liberaría por la fusión de todo el hidrógeno del Universo para formar helio. Y no olvidemos que el hidrógeno es el elemento más abundante de la naturaleza con diferencia.
Por supuesto, la cantidad de energía liberada la desintegración de materia oscura en el interior de un planeta es minúscula. La temperatura superficial de un planeta terrestre depende principalmente de la distancia a su estrella y su albedo (brillo superficial). Un planeta con una atmósfera densa puede elevar significativamente su temperatura por efecto invernadero, como es el caso de la Tierra o especialmente Venus. El calor interno del planeta, generado por la desintegración de isótopos radiactivos, sólo constituye el 0,025% de la energía que afecta a la temperatura de la superficie. Por lo tanto, con materia oscura o sin ella, el calor interno no parece ser un factor relevante.
O puede que sí. Al menos, en otras zonas del Universo. Se cree que la densidad de materia oscura en las regiones centrales de nuestra Galaxia o en el núcleo de las galaxias enanas esferoidales puede ser cientos o miles de veces la encontrada en nuestro vecindario cósmico. Dan Hooper y Jason Steffen (investigadores del Fermilab y de la Universidad de Chicago, respectivamente) han sugerido que, en este caso, el calor liberado por la aniquilación de materia oscura en el interior de planetas sí que sería significativo. En realidad, podría ser tan grande que garantizaría la existencia de agua líquida en la superficie de supertierras que se encontrasen muy lejos de sus soles. Océanos en mundos errantes alejados de cualquier estrella. Planetas habitables que deberían tener temperaturas cercanas al cero absoluto. Increíble.
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