La Teoría de la Relatividad

La Teoría de la Relatividad

Cuando la teoría de la relatividad apareció a principios de 1900, cambió siglos de ciencia y les dio a los físicos una nueva comprensión del espacio y el tiempo. Isaac Newton vio el espacio y el tiempo como fijos, pero en la nueva imagen proporcionada por la relatividad especial y la relatividad general , eran fluidos y maleables.


Si nada puede viajar más rápido que la luz, ¿por qué la gravedad de un objeto lejano, según se nos explica desde Newton, es una fuerza que actúa a distancia y parece que la sentimos de manera instantánea? A finales de 1907, a Einstein le asaltó un pensamiento que calificaría después como el más afortunado de su vida. Imaginó que una persona que caía libremente no sentía su peso. Más tarde colocó al sujeto imaginario dentro de un ascensor en caída libre. El hombre y los objetos a su alrededor flotarían. El efecto es tal que la persona no sabe que está cayendo de manera acelerada, como si el ascensor estuviera en el espacio ingrávido. De igual forma, un hombre dentro de un ascensor en ingravidez notaría sus pies contra el suelo si ese ascensor se viera entonces atraído por una fuerza constante que tirara de él de forma acelerada. Gravedad y aceleración son la misma cosa. Es el llamado principio de equivalencia.


Escribe E=mc2. ¿Les suena? La ecuación más famosa de la historia. Establece que la masa y la energía son equivalentes. Una se puede convertir en la otra (prueba de ello es la bomba atómica). Y que la velocidad de la luz, y no el espacio ni el tiempo, es absoluta. No existe nada en este universo que vaya más rápido. Por tanto, cuanto más veloz se mueva uno, y más se acerque a esa velocidad absoluta, más lentamente transcurrirán las manecillas de su reloj. Este efecto de dilación del tiempo también es válido si estamos sujetos a la gravedad de un objeto muy masivo. Pero el espacio también se ve afectado. La longitud de un objeto se acorta cuanto más rápido va. En la vida diaria no lo notamos porque nos movemos demasiado lentos. Pero el mundo es así de extraño a velocidades relativistas. 


La carta mecanografiada y amarillenta tiene fecha del 2 de agosto de 1939 y está dirigida al presidente estadounidense Roosevelt. La firma Albert Einstein, quien alerta de la posibilidad de construir bombas de uranio. En el último párrafo informa de que los alemanes han dejado de vender este producto químico de las minas checoslovacas que confiscaron. Roosevelt responde a la misiva explicando que ha reunido a un gabinete para investigar “las posibilidades de su sugerencia con respecto al uranio”. Definitivamente, el Museo de Einstein, en Berna, constituye una máquina del tiempo. 


Primero, el mundo natural no permite marcos de referencia "privilegiados". Mientras un objeto se mueva en línea recta a una velocidad constante (es decir, sin aceleración), las leyes de la física son las mismas para todos. Es un poco como cuando miras por la ventana de un tren y ves que un tren adyacente parece moverse, pero ¿se está moviendo o tú? Puede ser difícil saberlo. Einstein reconoció que si el movimiento es perfectamente uniforme, es literalmente imposible saberlo, e identificó esto como un principio central de la física.


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